Alimentación forzada de una sufragista británica.
Me preguntan qué es una feminista histórica. Un “histórico” del anarquismo o del marxismo, por ejemplo, es aquella persona que ha luchado largos años en el movimiento y que ha aportado una serie de artículos, libros o hechos al desarrollo del anarquismo. Este es el caso de las feministas históricas. Decir, como he escuchado recientemente, que son "feministas viejas" no es correcto. Yo soy una feminista vieja, pero no puedo considerarme una feminista histórica.
Me dicen que por qué hay feministas tan "cerradas de mente" Hay unos ejes básicos de lo que es el anarquismo o el socialismo, cambiante sin duda, pero no fuera de todo límite. Lo mismo ocurre con el feminismo. Por otra parte, que una persona proclame que es anarquista, se manifieste unas cuantas veces con unos anarquistas, lea un libro anarquista durante el verano o se tatúe una A rodeada con un círculo en el brazo no la convierte en anarquista. Bertolt Brecht decía algo así como que hay los que luchan un día y son buenos, pero que los que luchan toda la vida son los imprescindibles. También es verdad que algunos no pueden o no resisten a luchar más que unos años, defenderse de la pena de muerte les impone un límite. Mi abuelo, por ejemplo, murió en su casa, en el barrio llamado Francisco Franco, y afirmando, entre sus estertores, que era marxista.
Y al igual que para saber qué es el marxismo, hace falta leer e informarse, tenemos que informarnos para entender qué es el feminismo, como lucha contra el supremacismo masculino, en todas sus variantes
de nacionalidad, religión, ideología, y etnia. Representa la lucha
por los derechos de más de la mitad de la humanidad, aquella que se incluye y se excluye del concepto hombre, según venga
al caso. Por ello, el origen de este corpus parte precisamente de la declaración
de los derechos del hombre, texto escrito tras la Revolución Francesa para universalizar las ideas de
igualdad masculina, pero que fueron extendidos a toda la humanidad. En este momento histórico tener o no tener útero era una cuestión clave, y me gustaría pensar que hoy en día no lo es, pero no encuentro ningún dato que me permita llegar a esta conclusión, ni en Europa ni mucho menos en otros países del mundo.
El movimiento feminista tiene en su haber el haber asumido como suyas luchas de otros grupos y minorías, grupos que no siempre han tenido un comportamiento recíproco. Pero si bien esto lo dignifica, también debemos entender que no puede alejarlo de su objetivo y de la comprensión de los retos fundamentales que debe asumir en este momento histórico. A mi juicio, no debe volver a poner otros objetivos por delante de aquel que da sentido a su existencia. Los ejes fundamentales de la explotación y la alienación femenina ya han sido establecidos en torno a la reproducción y la instrumentalización de la sexualidad, la violencia contra las mujeres y la construcción de la identidad como entidad secundaria y dependiente del otro. Todos estos conceptos han tenido un gran peso sobre otros movimientos de grupos más o menos minoritarios. Las formas de lucha no violentas y de resistencia se han desarrollado en su seno, debido a la comprensión de la dificultad de enfrentar a un ser humano con su círculo familiar más directo, y este procedimiento también ha sido muy influyente en el ámbito de las luchas políticas y del activismo contemporáneo.
Son miles los años de opresión, y el poder masculino ha manifestado ya la capacidad para inventar cientos de fórmulas para legitimarse. Por tanto, hace falta que nuestra atención esté vigilante, a las nuevas fórmulas que puedan existir. También hace falta manifestar cada día nuestro agradecimiento hacia aquellas personas que han luchado para que nosotras podamos estar donde estamos ahora, -posición desde la que podemos seguir avanzando mucho más cómodamente que nuestras antecesoras- y nuestra solidaridad con aquellas personas que, dentro de sus culturas, religiones o países, siguen luchando para poder conseguirlo, aún a riesgo de ser encerradas, asesinadas y silenciadas.
Como
mi abuelo, muchas personas, muchas mujeres, habrán muerto o morirán con la palabra feminista entre sus labios. Estas
personas nos ayudarán a entender la fuerza y la fragilidad de un movimiento
que constituye uno de los pilares fundamentales del progreso humano.